martes, mayo 29, 2007

SEGUNDAS VUELTAS

Las elecciones se han celebrado con las mismas percepciones y conclusiones de siempre.
Todos han ganado. Los que han conseguido la mayoría, lógicamente están satisfechos porque van a ejercer el poder ejecutivo municipal y autonómico en exclusiva.
Pero también están satisfechos los que han logrado arrancar mas votos que en las elecciones precedentes, los que han impedido las mayorías absolutas de los que mandaban y los que, habiendo conseguido un resultado marginal tanto en votos como en representación, ven como caída del cielo, la posibilidad de participar en el gobierno. Y para que no falte de nada, también están contentos los que habiendo perdido claramente, piensan que dadas las circunstancias, han obtenido un buenísimo resultado pues peor podría haber sido.
Mientras tanto el ciudadano, que no entiende nada de lo que pasa, se pregunta con un regustillo de decepción, como se pueden interpretar los resultados electorales. Mirando los boletines de noticias se puede ver como todos saltan de alegría, brindan con champaña e incluso se organizan debates televisados en los que se opina quien es el auténtico ganador de las elecciones.
En definitiva, como dice el refrán castellano, el que no se consuela es porque no quiere.
No habrá mayor prueba que estas conclusiones, de que esta pantomima de elecciones en lo único que consisten, es en un reparto de puestos administrativos por personajes que no representan a nadie, sino a ellos mismos o a las cúpulas elitistas de sus partidos.
La campaña electoral ha resultado un suplicio y a nivel nacional ha girado en torno a la política antiterrorista, la guerra de Irak y el 11-M. Es decir, nada que ver con lo que en realidad se cocía en la convocatoria.
La acomplejada clase política española asocia a estas elecciones el carácter de “primarias” o “primera vuelta”, precisamente por que estas brillan por su ausencia en nuestra partitocracia.
Una de las reglas básicas de la auténtica democracia es la elección de la candidatura mas votada por los electores (ley de la mayoría). Mediante su elección mayoritaria a doble vuelta, se consigue que la gente vote la primera vez con sus genuinos deseos y la segunda se decante por uno de los dos mas votados, según sus expectativas.
El ganador sería el más votado en la segunda vuelta y le tocaría ejercer el poder por mandato mayoritario de los electores. La regla de la mayoría igual vale para la representación política como para la aprobación de cualquier propuesta. ¿Acaso no se usa para aprobar las leyes en el parlamento o en las asambleas periféricas? ¿Por qué entonces no usarla también en las elecciones? Puro ejercicio de cinismo oligárquico.
Hablando con amigos, familiares y compañeros que legitiman este bodrio de sistema participando y votando en él, aducen que con el voto mayoritario “queda una parte sin representación”.
Claro, que no se refieren al fraude monstruoso que significa que un partido con menos de la cuarta parte de los votos de la segunda fuerza política, participe en el gobierno y deje a esta fuera de la misma.

Para ejemplo claro, lo que ha sucedido con los resultados para el ayuntamiento de Albacete. PSOE 13 concejales. PP 13 concejales. IU 1 concejal. Por supuesto la candidata comunista, después de celebrar su raquítico resultado como un triunfo, con su pacto con el PSOE, “dejará sin representación” al PP que ha obtenido casi tantos votos como el primero. Pero si no hubiese prejuicios ideológicos hipócritas en esta partitocracia desideologizada, se podría dar el caso de un pacto PP-IU que se quede “sin representación” la fuerza mayoritaria, como de hecho va a ocurrir en el ayuntamiento de Toledo. Claro que IU ya ha dejado claro su precio para compartir el poder con el PSOE. Seguro de que conscientes de que han obtenido unos pobres resultados, solo piden a cambio de ello una concejalía… ¡la de urbanismo! Creo que sobran los comentarios.
El sistema mayoritario tiene como ventaja primordial que garantiza el mandato a la fuerza mas votada. Lógicamente, implica elecciones separadas a la cámara/concejales (legislativo) de la elección del presidente/alcalde (ejecutivo). De esa manera distinguiríamos correctamente entre representación y gobierno

Al ser candidatos unipersonales, caben todos; desde los representantes de los partidos políticos hasta las personas independientes que tengan propuestas interesantes o surgidas de las necesidades e inquietudes de los ciudadanos. Y al tratarse de distritos pequeños, locales o comarcales, se asegura la representatividad de la sociedad a nivel nacional, autonómico o local al estar representados los candidatos mayoritarios de los numerosos distritos, plasmando mejor la realidad civil territorial.

Ahora se elige unas listas elaboradas de espaldas a la sociedad y la única opción que se le da al ciudadano es elegir una sola vez por voto proporcional una de esas listas y a expensas de los resultados obtenidos las mayorías absolutas y coaligadas, acapararán todo el poder, ejecutivo y legislativo del territorio, haciendo se su capa un sayo e incumpliendo impunemente muchas de las promesas electorales. El resto de fuerzas aún siendo mayoritarias ejercerán el derecho al pataleo hasta dentro de cuatro años y nosotros los ciudadanos apolíticos, volveremos, para entonces, a bendecir este régimen con nuestra afluencia masiva a las urnas.
El hasta ahora alcalde de Toledo comparecía la noche electoral, aparentemente satisfecho, ante sus acólitos anunciando su victoria en las urnas, pero advirtiendo que las alianzas postelectorales le harían perder posiblemente la alcaldía. Añadía sonriente: “como sabéis, aquí no hay segundas vueltas”.

Algún día nos tendremos que dar cuenta los ciudadanos decentes, que este fraude civil muere cuando las urnas se queden vacías.