miércoles, abril 15, 2009

CAUDILLISMO

Manuel Chaves ha permanecido 19 años al frente de la Junta de Andalucía. Fue nombrado en su día por el oligarca mayor Felipe Gonzalez, para cargarse a Pepote Rodriguez de la Borbolla, que le había salido respondón.
Ha salido dejando una región inmersa en el servilismo político, corrupción e improductividad. También ha dejado una cohorte de parientes de diverso grado de consanguinidad, colocados en un ejercicio del más clamoroso nepotismo que se recuerda en este triste régimen.
Sus modales de caudillo, no se han hecho esperar. Al día siguiente de la adquisición de su nueva responsabilidad apareció de asueto playero. Tubo que ser modificada su agenda para tenerlo ocupado. Posteriormente, no ha acudido al Senado a responder a preguntas sobre lo que se supone que es su nuevo cometido, el modelo de financiación autonómica.
Antes de venirse de Andalucía ha dejado todo atado y bien atado, como manda el catecismo caudillista. Si él quiere, el también felipista, José Antonio Griñán será el eterno gerifalte de Andalucía hasta que caiga en desgracia de los jefes de partido o sea llamado para superiores empresas.
Creo que esto es una muestra diáfana de que en cuestiones de poder, el ciudadano pinta una moña.
Naturalmente, en la parla partitocrática, esto se traducirá como “la voluntad popular” en el “ejercicio de elección democrática”, lo que no es otra cosa que la imposición en las listas de partido del personaje en cuestión. Como su predecesor, éste no tendrá ninguna responsabilidad por su gestión de cara a los ciudadanos y podrá ejercer el poder omnímodo e incontrolado que soñó todo dictador. Solo falta que Dios les de salud para disfrutarlo y a nosotros paciencia para soportarlo.