viernes, agosto 21, 2009

ESTADO DE HIPOCRESÍA

Pocos acontecimientos de la actualidad política me mueven a comentarlos sin temor a ser repetitivo o pesado con respecto a lo ya dicho en esta bitácora.
La falta de separación de poderes, la imposibilidad de elegir nuestro presidente de la Nación, la justificación y convivencia con la corrupción como el que vive con las cucarachas o las ratas por dejadez acomodaticia, son hechos evidentes que los medios de comunicación y opinión no son capaces de explicar en sus causas radicales.
Nada tan elocuente y clarificador de todo esto como las confesiones de uno de los personajes más preclaros de esta oligarquía de partidos que detenta la libertad política que nos corresponde por ley natural a los ciudadanos. Nada menos que el presidente del Congreso de Diputados, José Bono.
Después de confesar con su sinceridad habitual, su postura contraria a la oficial de su partido, ante el aborto libre de menores de edad, dice que no se plantea apelar al voto de conciencia, “porque tal y como está planteado, los diputados debemos el escaño al partido que nos presenta las listas cerradas y bloqueadas, y no me planteo la posibilidad de la indisciplina.” (Sic).
El presidente del Congreso además de desenmascararse públicamente en una muestra de hipocresía en estado puro, demuestra su desconocimiento de la Constitución vigente, siendo su sumo guardián y cobrando su sueldo para preservarla y hacerla cumplir.
La constitución en su art.67.2 dice que los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo.
Decía Arendt, que la hipocresía es peor que la mentira o el fingimiento. El actor, por ejemplo, representa su papel en el escenario y vuelve a su personalidad cuando baja de este. Su conciencia distingue perfectamente entre su ser como actor y su ser como individuo normal. El problema del hipócrita es que no solo intenta actuar para que le crea el público si no que también se intenta engañar a sí mismo, para creerse su papel y anular así su conciencia. La mentira o fingimiento es fácil de descubrir. La hipocresía no.
Cuando habitualmente se dice que Zapatero (ejemplo de hombre político en esta partitocracia) es un excelente actor, yo añadiría más. Un excelente hipócrita, ni más ni menos que Bono, ni más ni menos que cualquier político que se precie en este régimen de poder.
Porque es mentira, como se dice desde dentro, que aquí el ciudadano se dedique a la política para defender sus ideas. Es el político el que se tiene que adaptar a las ideas preponderantes en el partido si quiere acoplarse y medrar en la vida política.
El papel de la hipocresía en este Estado de partidos es consustancial con el “actor” político. Es el arma fundamental para hacer descansar a su conciencia.
Cuando se alza el telón de la política, se descubre el Estado de hipocresía.