
Alguien tendrá que explicar a los
españoles en general que han visto mermados sus servicio públicos por los
recortes, a los parados, a lo que no llegan a fin de mes, a los funcionarios
que han perdido el 20% de su poder adquisitivo, a los que no cobran de la
administración, a los que se les prometió ayudas a la dependencia y no la van a
recibir o a los empresarios que han tenido que cerrar por deudas con hacienda o
la seguridad social, como es posible que es gobierno permita el blanqueo de
dinero birlado al control público o producto de actividades clandestinas o ilícitas,
con el pago de un módico 10% de la cantidad defraudada.
Esto es una burla, una farsa, una inmoralidad y un
atentado brutal a la moral y buena conciencia de los ciudadanos.
Pero lo más llamativo no es la
medida en sí, tremendamente injusta, sino el poco eco que ha producido en los
medios periodísticos. No lo puedo entender si no imagino que todos los grupos
poderosos, que son los creadores de opinión en España, tengan algo que ocultar
en este tema. O se ven favorecidos con su silencio, a las condonaciones de los
poderosos.
En esta bitácora he escrito mucho
de la dependencia de la prensa a los grupos fácticos y de su connivencia con el
poder, básico en la ocultación de la falta de libertad y democracia.
Un gobierno que no es capaz de
controlar el origen de los ingresos, su evasión o su origen ilícito, que claudica
ante la impotencia del Estado de ser justo con todos sus ciudadanos y cuyo único
argumento para no seguir subiendo los impuestos a todos es perdonar a los defraudadores
fiscales, es un gobierno totalmente descalificado para su función y que no nos
merecemos. Un gobierno propio de un régimen agónico donde el principio moral es
salvarse el que pueda.
A mis amigos, familiares,
compañeros de trabajo que votan cada cuatro años y tantas veces han mentado las
ventajas de este régimen donde existe “la posibilidad de cambiar periódicamente
de gobernantes”, decirles una vez mas que ejemplos como este, son de lo mas
ilustrativo. Un señorío de la corrupción donde, gobierne quien gobierne,
campean los delincuentes.
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