domingo, marzo 04, 2007

LA LEY COMO JUSTIFICACION

La excarcelación de De Juana Chaos ha una honda conmoción social. Como si de un atentado terrorista se tratase, se han sucedido las manifestaciones espontáneas de ciudadanos, que protestan contra esta decisión de tintes políticos, disfrazada de acción humanitaria. Parece un sarcasmo hablar de humanismo hacia una persona que ha asesinado a sangre fría a 25 congéneres, sin haber mostrado la menor señal de arrepentimiento.
Esta decisión, atribuible al actual gobierno del régimen, deja en papel mojado las leyes contra el terrorismo y convierte en palabras huecas todas las condenas y promesas justicia que pronuncian los políticos después de los atentados mas crueles.
Este hecho, con ser gravísimo, no debe extrañar a los ciudadanos con conciencia crítica, que saben y comprenden como funciona el régimen que nos gobierna.
En este reino de los partidos estatales, la ley se hace como justificación y se cumple como y cuando se quiere y siempre en función de las circunstancias.
Y esto ocurre, primordialmente, por falta de libertad política.
Al no ser el poder legislativo representativo de los ciudadanos, al no tener responsabilidad los diputados ante sus electores, ni se hacen las leyes que demanda la sociedad ni se hacen con el objetivo primordial de tener que cumplirlas. Creo, personalmente que la legislatura del Sr. Zapatero es ejemplo elocuente de lo que trato de trasmitir.
Ya la Constitución no se cumple, porque se elaboró en secreto, de espaldas a los ciudadanos. En esta, entre otras cosas, se dice que los que hacen las leyes (poder legislativo), es decir, los diputados electos, no están sometidos a mandato imperativo (art.67.2). Por echar mano del ejemplo más reciente, tenemos la aprobación del estatuto catalán por todos los diputados del PSOE, cuando es pública y notoria la oposición al mismo de muchos de ellos, que tuvieron que pasar por las horcas caudinas de tener que votar a favor, por disciplina de partido.
En cualquier país sea cual sea el régimen que tenga, la opinión pública es muy importante. Las leyes no se pueden cumplir sin la aquiescencia de la hegemonía de la opinión pública. Bien lo saben los partidos políticos que cuando tienen duda de que una ley limitadora de derechos, va a tener aceptación popular, lanzan lo que se denomina “globo sonda”. Según la reacción de la opinión mayoritaria, deciden si realizan o no el proyecto.

Sin embargo, en un estado democrático con poder legislativo representativo de la sociedad y con separación de poderes, no haría falta esa legitimación de la obediencia a la ley, pues esta sería elaborada como encargo directo de la sociedad civil en aquel representada.
La garantía de que las leyes que se elaboran son aplicadas, lo garantizaría un poder ejecutivo (gobierno) cuyo presidente sería elegido por todos los ciudadanos de España.
La garantía de que no se elaboran leyes irrealizables, como ocurre ahora, la garantizaría un poder legislativo representativo de la sociedad civil.
La garantía de que las leyes se cumplen correctamente y a todos por igual, la custodiaría un poder judicial independiente e inflexible en su función de principio de cumplimiento de la ley.

Como resulta que ahora los diputados son elegidos por los aparatos burocráticos de los partidos políticos y son presentados a los ciudadanos en listas cerradas y bloqueadas, las leyes que se elaboran no corresponden a la demanda social y ciudadana, sino al meditado cálculo demagógico de dichos partidos para alcanzar la hegemonía electoral.

Como el poder judicial no es independiente, sino que está dirigido por cuotas de los partidos, pues el cumplimiento de la ley está condicionado por el poder ejecutivo (donde reside realmente la soberanía en la partitocracia) con su ariete en la persona del Fiscal General del Estado que mas bien es del Gobierno.
El ejemplo De Juana es ilustrativo. Como por 25 asesinatos los ha saldado con 20 años de cárcel cuado estaba condenado a más de 2000, la sociedad civil presiona mediante los medios de opinión, denunciando la impostura.
El poder judicial, dependiente del ejecutivo, primero intenta meter al asesino una desproporcionada condena por delito de opinión y luego, ante el desprestigio y desgaste que puede suponer un mártir nacionalista, es entonces el poder ejecutivo el que intenta arreglarlo presionando al poder judicial, para que rebaje la pena lo suficiente para poderla controlar en vía administrativa.

Como se puede observar siguiendo el hilo de la cometa, en este equilibrio de poderes el ciudadano está totalmente en fuera de juego y es lo que provoca, en última instancia, su indignación y su impotencia que le hace salir a la calle.

El cumplimiento de la ley no es un valor en este reino de lo relativo. Sed lex, dura lex es un concepto para académicos y juristas. Yo en mis tareas profesionales he visto como la elaboración de las leyes se realiza para justificar a la sociedad la regulación del objeto de las mismas. Luego resulta que la aplicación es muy difícil cuando no imposible. Lo malo de todo esto es que el no cumplir las leyes a sabiendas tiene un nombre, prevaricación y es un delito que conlleva penas de prisión.
Pero en el régimen que vivimos es normal hacer las leyes para no cumplirlas, sin temor a que los responsables sean vistos como prevaricadores, ni sean procesados, como se debiera.
La ley como justificación da lugar al juego de cumplirlas cuando interesa y no cumplirlas cuando no interesa o no existe presión para ello.
Esperemos, que como el pueblo español ya ha demostrado que no se chupa el dedo, esas protestas y esos encuentros colectivos le hagan recapacitar sobre las verdaderas causas que producen estos adefesios. Que no es mas que nuestra falta de libertad para elegir a nuestros representantes y deponerlos en casos como el que nos ocupa.
En nuestras manos está. No nos llamemos a engaño. Si queremos la libertad tendremos que ir a buscarla, arrebatándosela a quienes la detentan, que no son otros que los partidos políticos estatales. Claro que Rajoy nos redime diciéndonos que no somos súbditos, pero solo nos da derecho a que se nos explique. ¿Te parece bonito ciudadano?