lunes, noviembre 27, 2006

LAS LLAVES DE LA LIBERTAD

Siempre me ha intrigado, desde que tengo uso de razón política, cual era la causa por la que totalitarismos como el franquismo, el comunismo soviético, castrismo, etc. Se perpetuaban el poder, ante la pasividad de la sociedad civil.

Todos quizás nos hemos hecho preguntas como:

¿Por qué el pueblo español asumió sin rechistar la proclamación del rey a la muerte de Franco, cuando las presunciones sobre el personaje si no de rechifla general, distaban mucho del cariño popular?

¿Por que se mantiene Fidel Castro en el poder con la condescendencia del pueblo cubano, cuando existe una gran presión internacional a favor de cambios democráticos y una oposición económicamente fuerte en la vecina Florida?

¿Como es posible que tiranos como Adolf Hitler o Sadam Hussein gobernase tan despóticamente un pueblo con la indiferencia e incluso sumisión o acatamiento de sus ciudadanos?

Cuando oigo ahora abominar del franquismo, como si fuera la época de las cavernas, no dejo de sorprenderme. Yo era un adolescente cuando el franquismo consumía sus últimos estertores. Tenía mis inquietudes, pero desde luego la sociedad de entonces no era muy diferente a la de ahora, haciendo abstracción de los adelantos técnicos. Las familias, en general, vivían con decencia y cursaban estudios superiores todo el que se lo proponía. Incluso recuerdo multitudinarias manifestaciones de lealtad al dictador, no solo en la plaza de Oriente de Madrid, sino también el otros municipios importantes.
Durante esa época, no percibí en ningún momento inquietudes revolucionarias ni deseos de lanzarse a la calle. Me refiero naturalmente a la sociedad civil. Si hubo movilizaciones entre la incipiente clase política de la época.

Doscientos años antes, un francés muy joven e inteligente, Etienne de la Boetie, se hacía la misma pregunta; ¿como era posible que la sociedad aceptara a un tirano sin sentir la necesidad de deponerlo?

Que en una sociedad haya siempre mas ciudadanos dispuestos a obedecer que ha mandar y que aquellos acepten indefectiblemente a estos, es un enigma que llevó a La Boetie a escribir su célebre tratado “Discurso sobre la Servidumbre Voluntaria”.




La obediencia a la autoridad es un tema sugerente para la Psicología, no sólo por la influencia que tiene en la vida individual de las personas, sino también por su calado en la organización de la estructura social, legitimada, y que está en la base de las relaciones sociales estables.
Sabido es que la obediencia a la autoridad está basada en el principio de Jerarquía que ha sido exaltado, prioritaria y constantemente, en nuestra cultura porque es uno de sus pilares.
Mucho se ha escrito y debatido sobre el por qué la persona obedece aunque ese acto la sitúe en contra de sus principios éticos o de sus intereses.
Este enigma quedó al descubierto cuando en 1963 Stanley Milgram, un sicólogo social norteamericano, realizó un experimento con el que demostró que la obediencia a la autoridad es algo consustancial a la naturaleza biológica de los seres humanos.

1.Cuando un sujeto obedece, hace dejación de su responsabilidad

2.Los individuos obedecen con mayor facilidad cuanto mas lejos están aquellos sobre los que recae la orden

3.Por el contrario, obedecen mas fácilmente cuanto mas cerca está la autoridad

4.A mayor nivel de formación, menor intimidación produce la autoridad

5.El sujeto tiende a encontrar autojustificaciones a sus actos de obediencia, inexplicables para su conciencia.

6.Solo el 30% de los individuos dejaron de obedecer en situaciones límite.

Los poderosos conocen estos conceptos y los aplican subrepticiamente, sobre todo en la educación, las normas políticas, los medios de comunicación y las encuestas de opinión, que son las principales fuentes de renovación de la servidumbre voluntaria.

Nos conviene conocer las estrategias por las que se nos mantiene en ese estado y poner la base para intentar superarla. Recordemos que la formación es un buen antídoto.

A esta servidumbre, propia de nuestro fisiologismo, hay que añadir la fuerte influencia de nuestra formación cultural y social, basada en la organización jerárquica y la obediencia a la autoridad.
Que nadie piense, pues, que conociendo las causas será fácil desprenderse de la servidumbre voluntaria y concienciarse en el derecho a la desobediencia civil de leyes por objeción de conciencia, que debería ser un derecho regulado en todas las constituciones, como lo está el derecho a la huelga de los trabajadores; de esa forma se garantizaría a la libertad política de los ciudadanos.

Para librarse de la servidumbre voluntaria a los poderosos, aparte de conocer y saber, que ya es importante, hay que hacer ejercicios diarios de superación y sobre todo hay que adquirir el hábito de libre pensamiento e independencia de opinión, para interpretar los acontecimientos sociales y políticos de nuestra experiencia vital.
Solo cuando se adquiere esa espíritu crítico individual, es cuando se debe considerar uno libre de dicha servidumbre.
Entonces será fácil adoptar decisiones, como no acudir a las urnas a votar o mantener una decisión firme con opiniones fundadas, en defensa de la democracia o llevar a cabo la acción ciudadana.

Desde esta bitácora yo os invito, ciudadanos, a liberaros de esta mentalidad de siervos que nos nubla la conciencia y no nos deja ver la realidad।
Nos encontramos como en la caverna Platón, que decía que para conocer la auténtica verdad de las ideas, teníamos que salir de aquella y ver la claridad del exterior.
Sin duda, obtendremos la llave para salir de la caverna, poder ver todos la luz y con esta, alcanzar la verdadera libertad política.

lunes, noviembre 13, 2006

LA VERDADERA FAZ DE LA PARTITOCRACIA


Como hemos visto en las elecciones de Cataluña, donde la mitad de la población ha dado la espalda a los políticos, se ha consumado la prueba del algodón para esta llamada “democracia”.
Hemos visto como no es problema perder o ganar escaños, con el voto proporcional a listas cerradas de partidos políticos, en grandes distritos.
Pues bien, en Cataluña, un partido con voto mayoritario, que aumenta su numero de escaños, se ve relegado a la oposición a un gobierno, elegido por los partidos que han perdido escaños.
Pero no es esto todo lo malo del asunto. El mercadeo de puestos de responsabilidad que sin tapujos, se abrió el día siguiente a conocer los resultados electorales.
El partido mayoritario burgués, ofrecía a un partido que se llama republicano (ERC), pero que se desenvuelve la mar de bien en la monarquía y que se supone de la izquierda obrera y que para mas INRI ocupa la tercera plaza electoral (muy por detrás de la segunda fuerza política), nada mas y nada menos que la Consejería mas importante del nuevo gobierno y la mitad del resto.
Es decir, que si hacemos obviamos la figura del Presidente, la tercera fuerza política controlaría más Consejerías que la primera.
Esto sonroja al más sinvergüenza. No contentos con esto, el partido tentado, se permite el lujo de rechazar la oferta y pasar a formar parte de un pacto contra natura desde el punto de vista de la voluntad ciudadana.
Dejemos por un momento Cataluña y vamos a analizar un poco lo que pasa en el proceso electoral del parlamento de la nación y que es lo que quiero decir cuando afirmo que este sistema, no es representativo.
Vamos a hacer abstracción de todo lo que rodea al acto de elegir en este régimen y de consideraciones sobre el tipo de elecciones y voto y a deshacernos de prejuicios de ese tipo. Vamos a considerar el acto puro de elegir un candidato con su voto. De esta manera tendríamos que tener una proporción matemática entre ambos.
Un escaño no es cuestión baladí, desde el punto de vista de la voluntad popular. Hace falta la coincidencia, en su intención colectiva, de muchos votantes, para quitarlo u otorgarlo. Obviando la mayor o menor iniquidad (mas bien la mayor) en su reparto por distritos con la Regla de Hondt, para ganar o perder representantes, hace falta muchos votos a favor o en contra, respectivamente.
Analicemos lo que ocurrió por ejemplo en las elecciones generales del año 2000; podría haber cogido cualquier otro resultado; en alguna parte de este blog están también los resultados de las de 1993 y se podrían analizar también las de 2004 con parecidas conclusiones.





Si observamos los porcentajes con el reparto de escaños, veremos lo sorprendente que resulta que:

- Con porcentaje de votos similares, CIU dobla en diputados a IU.
- Con 4 veces menos votos, el PNV obtiene casi los mismos diputados que IU
-Con casi el mismo porcentaje de votos, el PNV dobla en escaños a los canarios de CC.
¿Qué nacionalistas son los que condicionan la política en el Parlamento nacional?

Esta es la verdadera faz de la partitocracia.

A los oligarcas, les trae al fresco que la mitad de la población no vaya a votar.
Les da igual que la voluntad popular, por ejemplo en las últimas elecciones catalanas, se haya decantado mayoritariamente por una opción que va a tener la misma función con 48 diputados (CIU) que otra que ha conseguido 3 (Ciudadanos de Cataluña).

Mientras tanto, nos vamos enterando que en un país llamado EEUU, donde hace poco se reeligió a un presidente ufano, ahora paga con la pérdida del poder legislativo, en unas elecciones que garantizan el control institucional de poderes. Tendrá que gobernar con la oposición imponiendo las leyes y presupuestos.
Como apunta un miembro de nuestra ALCD, no hay ninguna reacción política de admiración o envidia sana. Ningún síntoma de emulación de un sistema que borraría de un plumazo el bochornoso espectáculo que se está viviendo en Cataluña y que no es el primero ni será el último.

Lo de Cataluña es lo más reciente, pero recordemos lo de Baleares, Aragón y la multitud de casos análogos en ayuntamientos de nuestra geografía.
Urge una reforma de la constitución.

Pero no la superflua que se pretende sobre la corona, si no la que asegure las elecciones por voto mayoritario a doble vuelta, la separación de poderes, con elecciones presidenciales y legislativas por separado. Para que el pueblo pueda elegir y deponer libremente a sus gobernantes como ocurre en el denostado EEUU.

Para los ingenuos que reclaman que en casos como en Cataluña haría falta una segunda vuelta, decirles con estas reglas, una segunda vuelta es inútil.
Primero, porque aquí no hay separación de poderes. Y segundo, porque las segundas vueltas solo tienen sentido para elecciones con voto mayoritario y aquí el voto es proporcional; en aquellas se vota dos veces una con el “corazón” y otra con la “razón”.

Por otra parte algunos oligarcas (recientemente Paco Vázquez), reclaman la modificación de la ley electoral, con la boca chica, pero jamás permitirían los cambios que conduzcan a la democracia, sino los cambios que permitan reafirmar mejor su perpetuación en el poder.

El pedir LA DEMOCRACIA, así con mayúsculas es una obligación moral de todo ciudadano que no pueda soportar situaciones de ese tipo sin inmutarse.
Somos nosotros los que lo tenemos que hacer. Somos nosotros los que lo tenemos que solicitar. Somos nosotros los que nos tememos que movilizar para ello.
En circunstancias como estas, algo nuestro se mueve; esto se mueve.

jueves, noviembre 09, 2006

LA IMPORTANCIA DE UN PODER JUDICIAL INDEPENDIENTE


Siempre me ha molestado el concepto que tienen muchos profesionales del derecho de su materia como una especie de ciencia esotérica de la que no se puede hablar y opinar si no se es perteneciente al gremio.
Bien es cierto que soy de los que piensa que en una democracia, el poder judicial es el mas técnico de todos, pues a la difícil interpretación de las leyes para hacer justicia, se une la enmarañada cuestión burocrática del procedimiento, que hace que no pueda ser cualquiera el que asuma dicha función. Por eso soy bastante escéptico con los tribunales populares y a la elección de sus componentes por los ciudadanos. La independencia e imparcialidad, escudo contra presiones económicas, mediáticas o amenazadoras, debe estar garantizada en unos profesionales bien formados y remunerados.
Pero de ahí a que cualquier ciudadano no pueda interpretar, percibir su sentido y significado e incluso participar en el debate de elaboración, modificación e interpretación de nuestras leyes, es un ejercicio de puro y duro corporativismo.
Porque además resulta que en un estado democrático es la soberanía popular con su libertad política, la que delega la elaboración de dichas leyes en sus representantes (poder legislativo), que no tienen porque ser abogados ni profesionales del derecho.
Igualmente me ha llamado la atención que algunos, de los que como en la ALCD, defendemos que en este régimen no hay democracia, niegan que haya rangos o escalas de mayor o menor democracia. Aseveran dogmáticamente que una democracia o existe o no existe. No hay término medio. Y eso, básicamente, siendo verdad, hay que matizarlo, pues siempre que se da una situación se puede dar otra mucho peor (ley de Murphy).
Esto es lo que ocurre con esta partitocracia que, no siendo democrática, ha evolucionado desde su creación a peor, pues la oligarquía se ha encargado de eliminar los pocos resortes de independencia que nacieron con ella, muy especialmente en el poder judicial.
No contentos con la falta de controles democráticos de la actual Constitución, los oligarcas se han dedicado a toquetear el único poder que podía incordiar a la clase política, como se ha demostrado con la última reforma zapateril, como veremos.

Me llama la atención dos hechos que pasan desapercibidos en las abundantes crónicas y memorias que se han realizado sobre la historia reciente de este régimen, pero que tienen una enorme importancia para comprender el estado actual de la situación política, y que dieron un vuelco al único contrapeso independiente que se instituyó en la actual Constitución.
Los dos fueron adoptados por el famoso “rodillo socialista” de Felipe Gonzalez adquirido en la mayoría absoluta lograda en las elecciones generales de 1982:

Ø La reforma del Consejo General del Poder judicial

Ø La supresión del recurso previo de inconstitucionalidad

Como se recordará, la Constitución española de 1978 en su Título VI, art. 122 establece la forma de elección de los miembros del CONSEJO GENERAL DEL PODER JUDICIAL, que es el órgano de gobierno del poder judicial y que, entre otras funciones, se encarga de elegir a los presidentes de sala del Tribunal supremo y Tribunales de justicia de las Comunidades Autónomas y a exigir responsabilidad disciplinaria a jueces y magistrados, por citar las mas importantes.
Según este texto, el Consejo General del Poder Judicial está integrado por veinte miembros nombrados por el rey por un periodo de cinco años. De estos:

Ø doce entre jueces y magistrados de todas las categorías judiciales, en los términos que establezca la ley orgánica

Ø cuatro a propuesta del congreso de los diputados y cuatro a propuesta del senado, elegidos en ambos casos por mayoría de tres quintos de sus miembros, entre abogados y otros juristas, todos ellos de reconocida competencia y con mas de quince años de ejercicio en su profesión.

Evidentemente el espíritu de la ley constitucional deja el designio político a la minoría de miembros (8 de 12). Se podría haber puesto que de esa manera se eligen los 20, pero deja los otros 12 para que se elijan como la ley determine; no hace falta ser un experto en la materia para comprender que de manera diferente a como se elijen los otros 8.

Fieles a ese espíritu, el parlamento de la época de Suárez elaboró la Ley Orgánica 1/1980, de 10 de enero, del Consejo General del Poder Judicial, que establecía que los doce vocales que la constitución dejaba al margen de su elección parlamentaria, serían elegidos por todos los jueces y magistrados que se encuentren en servicio activo, mediante voto personal, igual, directo y secreto, admitiéndose el voto por correo.

El parlamento felipista, dio un golpe de mano a la independencia judicial, con la redacción de Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial, que modifica la forma de elección de los esos 12 vocales, de manera que el Poder Judicial propone a 36 candidatos, de los cuales 6 son elegidos por mayoría de 3/5 partes del Congreso de los Diputados y los otros 6 por mayoría de 3/5 partes del Senado.
De esta forma se consumaba la superchería que quebraba la independencia del poder judicial y establecía el tristemente célebre reparto por cuotas de partido de la totalidad de sus miembros.

Si alguien tiene dudas de la importancia del control político de este Consejo, saldrá de las mismas al comprobar que el gobierno Zapatero ha vuelto a modificar la ley para que la elección de los presidentes de las Salas del Tribunal supremo y Tribunales de justicia de las Comunidades Autónomas, que como hemos visto es una de sus funciones principales, se realice por mayoría de 3/5 y no por mayoría simple como hasta ahora y eso porque al no haber cumplido el plazo de renovación de vocales estos son de mayoría propuesta por el PP, residuo de la anterior legislatura. ¡Todo un ejemplo al respeto de las reglas de juego democráticas!


El otro gran golpe a la garantía del control judicial sobre los posibles desmanes del poder político, lo constituyó la supresión del recurso previo de inconstitucionalidad.

La Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, permitía, en su redacción original de 1979, plantear recursos de inconstitucionalidad antes de que una norma fuese aprobada. Así, si el Tribunal declaraba inconstitucional una norma, esta quedaba invalidada antes de concluir su tramitación. De esa manera se evitaban perjuicios de muy difícil reparación como se han producido, por ejemplo, con la famosa ley de la “patada en la puerta” de Corcuera, o como la que se puede producir en la actualidad con la ley de matrimonios homosexuales o con el Estatuto catalán.
Bien lo sabe Rajoy, quien recientemente se decantaba por relegislar dicho recurso.

En 1985, el primer Gobierno de Felipe González, modificó la Ley del TC para eliminar el recurso previo, argumentado que este podía ser utilizado para "entorpecer la labor del gobierno y la producción legislativa".

Que estas modificaciones las hiciese el partidos socialista en el poder, no exime de corresponsabilidad al PP, que en su campaña para las elecciones de 1996 Aznar prometió volver de nuevo a la elección del Consejo como en tiempos de UCD y reestablecer el recurso previo de inconstitucionalidad en lo que se llegó a llamar proceso de “regeneración democrática”, alentada y difundida por los entonces candidatos a dichas elecciones. Lamentablemente todas las ilusiones quedaron sepultadas con el “pacto de silencio” establecido por el ganador y que “pasaba página” a la etapa antecedente de corrupción saldada con la perdida del poder político.
Quedaba sellada la irreversible involución de este régimen.

Fulminado el poder judicial adsorbido por la voraz oligocracia, el único contrapeso que queda en el actual estado de partidos es la prensa, que ni tan siquiera es independiente, sino que reproduce la cuota de influencia política de los partidos.
No es de extrañar, por tanto, que el presidente de la sala de lo penal del La Audiencia Nacional, diga que la prensa “libre” será una ayuda y no un estorbo a la justicia, ya que sin aquella no se hubiese descubierto el GAL.

Yo le respondería a esta persona sensata y a la vista honrada, que siendo eso cierto, ninguna “ayuda” es comparable al control ciudadano de los mandatarios y a la auténtica independencia del poder judicial del poder político, dentro de una Constitución democrática, con separación de poderes y libertad política de los ciudadanos.

lunes, octubre 23, 2006

EL ESTADO DE LA CORRUPCIÓN


Me sorprende el escepticismo general que existe entre la ciudadanía o por lo menos de la que yo conozco y trato, a cerca de la corrupción. Mas que escepticismo, conformismo.
Me llamó especialmente la atención un participante de un blog en Internet, que retaba a otro bastante flojote de reflejos dialécticos, a que le pusiese ejemplos de corrupción en este régimen oligárquico, no solo política, sino social y cultural. El retado no atinaba a ponerle ningún ejemplo claro y contundente y se limitaba a desacreditar a su interlocutor de falta de visión de la realidad.
Ni que decir tiene que para el retador no existe otra corrupción que la económica, que es la propia de la corrupción política. Evidentemente la corrupción tiene otras connotaciones cuando hablamos de la vida social, moral, cultural, etc., como puedan ser la degeneración de las costumbres, el mal empleo idiomático, las malas prácticas comerciales, muy habituales en el sector servicios, etc.

Y efectivamente no hace falta remontarse muy lejos en el tiempo, ni tan siquiera moverse del sillón de tu casa, para encontrar ejemplos de todo tipo de corrupción en la historia reciente de este país.
Así, en los tiempos de Felipe Gonzalez, salíamos a caso diario hecho público; desde el Director General de la Guardia Civil, que se llevó el dinero de los huérfanos, pasando por el ministro que ordenaba secuestros, el Director del banco de España que tenía cuentas opacas a hacienda, el alto funcionario que acaparaba fondos reservados, etc., etc.
Hogaño también son comunes los casos como Marbella, la condonación por ciertas entidades financieras de créditos millonarios a partidos políticos (la financiación ilegal está prácticamente institucionalizada).
Bien conocido es la importancia que tiene el control político de las Cajas de Ahorro, que tienen importantes partidas para fines “sociales”, que en muchos casos son usados por los partidos que las controlan, como financiación de los mismos.

En cuanto a corrupción cultural, el principal ejemplo es consecuencia del casi monopolio de Jesús Polanco, que controla desde los libros de texto que aprenden nuestros niños, a los medios de comunicación de masas y por tanto la producción de la opinión y también influye en el cierre de las cadenas o su absorción, de revistas y programas incómodos a la opinión oficial del régimen (cuyo ejemplo mas reciente es el cierre del programa de Telemadrid 'Diario de la noche' dirigido por German Yanke).

Recuerdo la ilegal toma de control del grupo de Polanco sobre Atena 3 anulada por el Tribunal Supremo. Ante la obligación de cumplir la sentencia, el gobierno de Zapatero ha decidido… ¡cambiar la ley!, para hacerla legal.
El monopolio editorial que hace que se dé mayor publicidad a ciertos autores, con el control político de galardones y ascensos en la Real Academia de la Lengua. El reciente nombramiento de un escritor semianalfabeto o el anterior de un famoso director de periódico cuyo currículo aportaba una sola novela y mala, hablan a las claras de la corrupción cultural.

La corrupción social es consecuencia directa de la política y cultural; el ciudadano hace lo que ve y se ejemplariza con los conspicuos personajes, sean artistas, políticos, deportistas, etc.
Recuerdo a un ministro de economía que se vanagloriaba de que España era el país que en que uno se hacía rico en menos tiempo. Esta sustitución de los valores sociales tradicionales por el puramente económico, es uno de los motores principales que mueven a la corrupción.

El poder político intenta echar raíces en la sociedad civil para crear un clientelismo social que garantice su perpetuación en el poder.
Los fuertes vínculos sociales que se establecen entre los mandamases de los partidos en el poder y la sociedad local (inauguraciones, asistencias a espectáculos o actos culturales, ágapes de promoción de productos, etc.) hace que haya una dependencia similar al antiguo caciquismo; de hecho a aquellos se les llama actualmente “barones” nombre evocador del histórico poder de la nobleza.

El PER, práctica que sigue vigente en Andalucía y Extremadura donde hace que se eternice en el poder el PSOE, consiste en la certificación falsa de la ejecución de trabajos a cargo de los presupuestos del Plan de Empleo Rural y que constituye el medio de subsistencia de muchas familias que pasan a formar el llamado “voto cautivo”.
Como funcionario de comunidad autónoma he visto como el pago de las ayudas a la agricultura, que los fondos europeos sufragan a los agricultores y ganaderos, eran precedidas por la carta del consejero de turno avisando de la transferencia a su cuenta bancaria de determinada cantidad, sin especificar de quien procedía el dinero, ni en concepto de que. De esa manera daba la impresión que el dinero lo mandaba dicho consejero por gracia de su partido.
La adjudicación de contratos de servicio, donde se hace la pantomima de publicarlas en concursos de multiconcurrencia, sacan unas condiciones que solo unas cuantas empresas (si no una solo) pueden cumplirlas; esta es otra gran fuente de corrupción tanto política como social. Conozco sociedades con importantes fuentes de ingresos procedentes de contratos de servicios que se perpetúan en el tiempo, a cargo de los presupuestos.
Como se recordará, recientemente el presidente catalán achacó, en el parlamento, al jefe de la oposición el haber sustraído el 3% de todas las obras adjudicadas en los últimos 23 años que este estuvo en el poder.
También en Cataluña, recientemente, la prensa se hacía eco del cobro de una parte del sueldo de los funcionarios elegidos a dedo, al partido que detenta el poder; otro ejemplo mas para añadir a la lista.

Corrupción social es, también, la inducción intencionada al mal uso del lenguaje; por ejemplo, empleo incorrecto de términos, de expresiones vulgares o soeces, de expresiones hechas (muletillas) que anulan su capacidad espontánea de combinación de palabras y redundan en el empobrecimiento idiomático. Ejemplos existen para hartar: del “por consiguiente” o “sin acritud” felipistas, al “venga”, “va a ser que no”, “como no podía ser de otra manera”, etc.,de la actualidad.
La aristocracia cultural y lingüística, es considerada como jerga de enteradillos o sabelotodos y el hablar bien o de manera correcta, es visto como amanerado o cursi.

Si analizamos las causas de este fenómeno, comprobaremos que no es casualidad, ya que a esta degeneración del lenguaje contribuyen además de los políticos, los personajes famosos y los de la nueva clase de “famosos” habituales de los programas del corazón, que idiotizan al espectador medio para que no se dedique a cosas más instructivas.

El objetivo de la corrupción cultural es claro; formar una sociedad civil satisfecha mediante el estado de bienestar e ignorante de las ideas y cultura, la que se fomenta como consumo y no como aprendizaje y fuente de valores. Da vergüenza ajena ver a autobuses de gente mayor, de bajo nivel cultural, viendo cuadros clásicos y escuchar las explicaciones de los guías sobre estos.

Tampoco el poder judicial se escapa a los ejemplos, como lo tenemos en las andanzas del juez Estevill, compinchado con malhechores para llevarse parte del botín, o la permanente persecución masculina (en el estado de la igualdad sexual) en las resoluciones judiciales en caso de separación o divorcio, donde en el 95% de las veces el hombre queda totalmente expoliado de bienes y con cargas económicas o las andanzas de un juez despechado de la vida política que se encarga de perseguir judicialmente a sus verdugos políticos y ahora que estos ya no están, se dedica a favorecerlos con resoluciones que rozan la prevaricación.
Tampoco se puede olvidar la persecución y muerte profesional del juez Liaño, cuyo delito fue cuestionar las cuentas del todopoderoso Jesús Polanco, con resoluciones que en todo momento contaron con el apoyo fiscal y que se trataban de instrucción de sumario, no de sentencias. Este juez tuvo la mala suerte de que los jueces que lo juzgaron eran amigos del acusado, que no tuvieron ni la dignidad de renunciar al caso.

Por supuesto, de la corrupción política, por ser más evidente, al tratarse de componente económico, solo se llega a conocer los casos concretos traicionados por las pasiones antagónicas, celos, envidias, etc.
Se puede decir que conocemos, la punta del iceberg, por poner el tópico al uso.
Es muy difícil, por la falta de controles ciudadanos al poder político, llegar a conocer casos de corrupción. Es muy posible que individuos de buena reputación, sean o hayan sido corruptos, sin que trascienda

La reciente oferta del PSOE al PP de llegar a un “pacto contra la corrupción urbanística”, después de que hace años un Felipe Gonzalez acuciado por la misma, inventase la figura del Fiscal anticorrupción, una especie de French Connection redivivo cuya figura todavía perdura, deja bien a las claras que el problema existe, no es un invento de las lenguas maldicientes o catastrofistas, y que su solución hasta ahora ha consistido en salir al paso con medidas legales y policiales y tratarla por sectores, (urbanística, judicial, partidista, etc.) que es lo mismo que estar tratando a un enfermo de cáncer con aspirina.

Y es que no se quiere entender que mientras haya dinero público sin necesidad de justificación, mientras que municipios y comunidades autónomas se puedan endeudar sin tasa ni medida, mientras las entidades locales tengan en su mano, amparadas por la irresponsabilidad de los partidos, la capacidad de recalificar terrenos y mientras que no haya una auténtica separación de poderes con controles ciudadanos, mientras no exista una limitación temporal de ostentación del poder que evite el clientelismo político, existe y existirá la corrupción. Ya pueden llamar a los mejores agentes de las mejores policías del mundo, que esta será inevitable.
Por eso desde la ALCD, proponemos que las reformas necesarias en el ordenamiento jurídico para garantizar estos remedios. Al cáncer hay que operarlo y tratarlo con medios abrasivos para eliminar todo residuo insano que pueda volver a producirlo.

lunes, octubre 09, 2006

LA REPRESENTATIVIDAD DEMOCRATICA

En nuestro actual régimen político al que según la ciencia política se debe denominar partitocracia, se suele atribuir la representatividad a los representantes de listas cerradas de los partidos políticos que son elegidos en las diversas elecciones. Es mayoritaria la creencia que porque el pueblo elige cada cuatro años una lista entre varias, el parlamento saliente de dichas elecciones es representativo de la sociedad. Con mi amigo del alma, he discutido muchas veces de eso, pero lo que mas me ha sorprendido es que personas que luchan, como yo, por conseguir la democracia, son usuarias de esa misma opinión.
Sin embargo la renovación de la mayoría de un partido como el socialista de Felipe Gonzalez, sorprendido por casos diarios de corrupción, o que el estatuto catalán sea aprobado por el 90% de la clase política y tan solo por el 36% de la sociedad civil o que el partido que está contribuyendo a la liquidación de España como nación esté el primero en las encuestas de intención de voto, son argumentos suficientes para hacer reflexionar a los que todavía creen que este sistema es representativo.
Y es que naturalmente, el hecho de poder votar no da la condición de representativo a lo elegido, porque por la misma regla de tres podríamos llegar a la conclusión que como los referéndum del franquismo tenían aceptaciones de alrededor del 80%, las cortes de la llamada democracia orgánica de entonces, eran representativas.
Sin la posibilidad que tiene el elector de poder discriminar en su elección mas allá de una lista cerrada y acotada a un partido que representa un espectro ideológico y que solo los grandes partidos reciben medios económicos del estado para conseguir el voto mayoritario, no se puede hablar, en buena lid, de representatividad.
Esto último es fácil de comprender si se piensa que una persona de ideología de izquierdas, solo puede elegir entre estas posibilidades:

Ø Votar al partido mayoritario de izquierdas
Ø Votar a otro partido de izquierda aún sabiendo que obtendrá representación ínfima.
Ø Votar a un partido de derecha en contra de su ideología
Ø Votar en blanco o nulo
Ø Abstenerse de votar

Si pensáramos realmente que este sistema es representativo descartaríamos, lógicamente, las tres últimas opciones. En ningún caso este izquierdista tendría la mas mínima posibilidad de elegir a ningún representante, porque vienen previamente elegidos por los aparatos burocráticos de los partidos políticos y encasquillados en listas cerradas.
¿Se puede hablar de representatividad, donde no se puede elegir, sino algo que nos viene ya impuesto? Una reflexión parecida hacía en este mismo blog en el artículo sobre la libertad política.
En países de nuestro entorno y una vez alcanzada la opinión hegemónica del sufragio universal, los tipos de votos que existen son el proporcional y el mayoritario.

El voto proporcional, es el usado en nuestro sistema y supone el reparto proporcional del pastel entre los partidos mas votados, con claro perjuicio de las minorías que se ven condenadas al ostracismo político. De este modo no se exige ninguna responsabilidad a los cargos electos, es mas ni tan siquiera hace falta que sean conocidos.

El voto mayoritario uninominal a doble vuelta, donde se puede votar primero con el corazón y después con la razón, entre los mas votados, elimina todos los inconvenientes anteriores, pues el candidato tiene que darse a conocer, adquiere responsabilidad política frente al elector y este tiene a quien elegir en dos ocasiones. Al ser las elecciones en distritos pequeños, el conjunto de elegidos por voto mayoritario a doble vuelta se convierte en representativo de los ciudadanos, pues han sido elegidos sin la máscara de su imposición en las listas de los partidos, con la aceptación de un programa que presenta él y al que él se compromete ante el elector. Mediante la atomización de los distritos se evita el efecto perverso que causaría la exclusión política de las opciones no mayoritarias.

En la democracia que proponemos mediante el voto mayoritario no sería necesario que los candidatos pertenecieran a los partidos políticos, se podría presentar cualquier ciudadano, con propuestas ideológicas aplicables.
Desde aquí quiero mandar una reflexión seria a todos los ciudadanos de bien que todavía no se han sacudido del engaño de que vivimos en una democracia. La reflexión en penumbra, es la antesala que conduce a la puerta que nos lleva a la luz del día.

jueves, octubre 05, 2006

PINCELADAS HISTÓRICAS DEL NACIONALISMO

El nacionalismo es la ideología más poderosa del mundo.

Generalmente, esta está basada en la idea de que una nación suele compartir una lengua, historia, cultura y religión comunes

De una manera básica, sus principales características son las siguientes:

  1. Reclamo de ciertas características comunes nacionales, como lengua, raza, religión, etc. (causa nacional objetiva)
  2. Reexaltación del sentimiento nacional (causa nacional subjetiva)
  3. Pretensión de que cada nación debe organizarse en un estado soberano.
  4. Considerar el carácter nacional (unívoco) como factor determinante de la diferenciación de los seres humanos, por encima de cualquier otro. Y al decir cualquier otro, se refiere a personalismos, como las amistades, relaciones sociales, de clase, relaciones laborales, etc.
  5. Predisposición de los nacionalistas a realizar cualquier sacrificio a expensas de cualesquiera otros intereses, para defender los intereses de su nación.
  6. Deber de toda persona de rendir lealtad a su propia nación.

Durante el feudalismo, los lazos territoriales eran la fidelidad al señor a cambio de protección (vasallaje). El carácter territorial de los reinos venía determinado por el soberano temporal y por la autoridad eclesiástica (arzobispados).

En el renacimiento y humanismo, los reinos nacionales, los encarnaba el soberano por la gracia de Dios.(monarquía absoluta del Antiguo Régimen)

Durante las revoluciones burguesas de los siglos XVII y XVIII (Inglaterra y Francia), los ciudadanos tomaron las ideologías liberales en las que se despojaron los prejuicios semidivinos del poder.

El auge de los nacionalismos, tal como los conocemos ahora, surge de la literatura del romanticismo que expresaba las tradiciones y el espíritu común de cada pueblo.
A primeros del siglo XIX, estas ideas despertaron la conciencia nacional prusiana y piamontina, precursoras respectivamente, de las naciones alemana e italiana, espoleadas por los antecedentes inmediatos de las independencias de los países americanos.

En este punto es de señalar la constitución de los EEUU de América, producto de la unión nacional de 13 colonias de ciudadanos europeos, principalmente británicos, con orígenes, costumbres y credos religiosos diferentes y cuya colonización y evolución en el territorio fue también distinta.Es de destacar que la forma de gobierno que eligieron los colonos fue la democracia presidencialista (República constitucional). Bajo esta formula, su unión nacional ha durado hasta hoy y salvo en la guerra de secesión, por causas socioeconómicas, no se ha percibido ningún sentimiento separatista.

El auge del nacionalismo como ideología, vino en el Imperialismo o colonización de la “Belle Epoque” de principios de siglo XX , a la que siguió los totalitarismos de después de la I guerra mundial, como consecuencia de la crisis del estado liberal burgués y el fracaso en Europa occidental de la revolución socialista.

Así, el fascismo italiano, el nazismo alemán o el falangismo español, tenían rasgos fuertemente nacionalistas; en el totalitarismo soviético, el nacionalismo estaba mas diluido, como consecuencia de las ideas marxistas del carácter apátrida del proletariado. No obstante lo anterior, Stalin se desmarcó del cosmopolitismo marxista, al imponer la revolución “en cada país” en contraposición al carácter universal de esta que defendían los trotskistas.

Poco antes de la guerra civil española media Europa estaba bajo el yugo del fascismo que en todas sus variantes estaba transido de nacionalismo, al considerarse este un germen de aquel.En la historia no hay ni un solo caso de fascismo que no vaya acompañado por una exaltación del sentimiento nacionalista.
Característica esencial de la dictadura franquista fue su fuerte contenido nacionalista y católico.

Después de la II guerra mundial, la recién fundada ONU, reconoció el principio de “Autodeterminación de los Pueblos” con el objetivo exclusivo de la descolonización y de favorecer el desarrollo independiente de los países del tercer mundo con presencia de las potencias extranjeras.

Actualmente, la globalización y el predominio económico de las multinacionales, están adormeciendo la conciencia nacional de los estados ya constituidos y adoptando una conciencia mas cosmopolita, debido al desarrollo del capitalismo de estado y la supremacía de la economía financiera y a su expansión internacional. (Fusiones de la banca internacional)

En España, los nacionalismos periféricos surgen a finales del siglo XIX, en parte, como consecuencia del desastre del 98.
Los ideólogos de los nacionalismos vasco y catalán fueron, respectivamente, Sabino Arana y Francesc Maciá.

El primero, hijo de carlistas, expuso su ideología en el libro “Los orígenes de la patria vasca”; aquella está basaba en el antiespañolismo y la recuperación de las formas de vida tradicionales de los vascos y en el planteamiento de la creación de un Estado vasco independiente formado por las tres provincias vascas españolas (Guipúzcoa, Vizcaya y Álava), Navarra y el País Vasco francés.Fundó y presidió el partido nacionalista vasco (PNV) en 1885.

Francesc Maciá fue un ingeniero militar catalán, decidido defensor de la autodeterminación e independencia catalana. Fundó diversos partidos políticos de corte independentista, se exilió durante la dictadura de Primo de Rivera y finalmente recabó en la ERC y fue el presidente de la Generalitat del primer gobierno autónomo de Cataluña, en 1932.

Ambos nacionalismos son relativamente recientes en nuestra historia, basados en ideales obsoletos y anacrónicos y su realimentación se ha debido al nacionalismo español de la dictadura franquista y a la mala solución dada por la monarquía, del estado de las autonomías.
Nuestra monarquía de partidos, por su carácter oligárquico y su distribución del poder en forma de cuotas electorales está propiciando el continuismo y desarrollo de estos nacionalismos a los que ahora se une el gallego y recientemente el andaluz, sobrevalorados electoralmente y cuya falta de representatividad de la sociedad ciudadana es evidente.

Y además de eso, en condescendencia con dichos nacionalismos, se está degradando el sentimiento nacional español. El propio jefe del Estado, cuando tiene que hablar en algunos territorios, disfraza la palabra España con eufemismos como el “estado” o “este país”. Portar la bandera de España en, por ejemplo, un reloj o una pulsera, merece el calificativo de “facha”.

Nosotros desde la ALCD, creemos que el presidente del gobierno elegido por todos los españoles junto a la elección de candidatos parlamentarios por distritos pequeños representando a los ciudadanos proporcionalmente, revitalizaría y reforzaría el sentimiento y la unidad nacionales, además de instaurar la verdadera democracia que llevaría implícita el control ciudadano de nuestros gobernantes.

miércoles, octubre 04, 2006

LIBERTAD POLÍTICA

La libertad política es aquella que permite al colectivo nombrar y deponer a sus gobernantes.
En nuestro actual sistema no existe, pues los ciudadanos (sociedad civil) no pueden en ningún momento nombrar a sus gobernantes; lo único que pueden hacer es votar litas cerradas impuestas por los aparatos dirigentes de los partidos políticos.
En los partidos políticos en donde se decide quien y donde se presenta para gobernante.
El ejemplo último de Maragall es elocuente. El partido ha decidido que sea Montilla el que se presente a las próximas elecciones y así será. Lo único que pueden hacer los ciudadanos catalanes, será refrendar dicha candidatura. Pero no podrán elegir al primero considerándolo, por ejemplo, como padre del nuevo estatuto catalán.
La libertad política solo existe, por tanto, en los partidos políticos. Al no funcionar estos, democráticamente en contra de lo dispuesto por la Constitución, se convierten en aparatos de poder fáctico que sustraen aquel derecho a la ciudadanía y actúan de espaldas a ella con el único control de la demagogia y la prensa.
Esto se ha visto claramente con el estatuto de Cataluña. Nadie lo demandaba dentro de la sociedad civil y su redacción y aprobación se ha hecho exclusivamente dentro de la clase política, donde ha alcanzado u acuerdo del 99%. Su aprobación solo ha sido refrendada por el 30% de la sociedad civil.
Tampoco los ciudadanos tienen la facultad de deponer a sus gobernantes, una vez elegidos.El ejemplo mas claro, por reciente, es el de los casos de corrupción política. En el caso de Marbella han tenido que ser los jueces los que han tenido que intervenir, y una vez lo han hecho estos, se ha tenido que rebuscar en la normativa, para poder deponerlos.En la época de la corrupción socialista de Felipe Gonzalez, este seguía gobernando ante nuevos escándalos diarios, de los que decía enterarse por la prensa; como si tal cosa no fuese con él.
Nosotros dentro de la ALCD somos partidarios de devolver la libertad política al pueblo para que sea su voluntad (soberanía popular) la que ponga y deponga a sus gobernantes.
Para ello proponemos elecciones presidenciales separadas de las legislativas.
Las elecciones presidenciales serian por candidaturas uninominales por voto mayoritario a doble vuelta.
Las elecciones legislativas serían por distritos pequeños con elección de los candidatos y de una comisión de seguimiento de los programas propuestos por estos, con capacidad par revocar su mandato en caso de incumplimiento. Todas las decisiones se adoptarían por mayoría.
Tanto el gobierno como el parlamento así elegidos, podrían autodisolverse destituyendo el gobierno al parlamento y viceversa.
De esa manera quedaría garantizado el funcionamiento limpio y honesto de ambas instituciones y los ciudadanos tendrían el control político de sus gobernantes.
Esto es explicado a grandes rasgos y por supuesto dentro de la AICD tendremos la oportunidad de debatirlo y especificarlo un poco mejor.

DIVISIÓN DE PODERES

El poder en una sociedad civilizada es la máxima aspiración social de las élites hegemónicas, entendiendo a estas como las que lo ejercen o lo pueden ejercer o incluso lo detentan.
Su ejercicio integro, de forma legal y legítima, como capacidad de ejecución y de coacción es lo que se denomina soberanía.
Para que el poder sea legítimo es necesario que esté constituido y ejercido de modo constitucional por los órganos correspondientes del Estado.

En el ámbito de la teoría de la división de poderes, cabe hablar de los siguientes:

  1. Poder legislativo, órganos a los que corresponde la elaboración de las leyes. En los estados modernos está ejercido por el parlamento.
  2. Poder ejecutivo: órganos a quienes está encomendada la ejecución de las leyes y el Gobierno del Estado.
  3. Poder judicial: órgano o serie de órganos que desempeñan la tarea de administrar justicia.
  4. Se habla también de poder moderador para hacer referencia al ejercido por el jefe del Estado, cuando su papel consiste en mediar entre los poderes clásicos del Estado y su gestión pretende evitar, en lo posible, que éstos se extralimiten en el ejercicio de las funciones que le vienen conferidas por las leyes. Este matiz es muy importante porque, como luego veremos, el control de las extralimitaciones es fundamental en la democracia.
  5. También se habla del cuarto poder, los medios de comunicación (prensa). Aunque no pertenece, o no debe pertenecer al estado, este es muy importante, como generador de opinión en la sociedad civil y cada vez más, con los nuevos medios de difusión como Internet y televisión interactiva.

En función de cómo se ejerza este poder, tendremos diferentes tipos de organizaciones políticas que se plasmarán en los distintos tipos de gobierno.En los tratados de ciencia política encontramos un montón de clasificaciones, cuya descripción se sale del objetivo de este artículo.

Dentro de las distintas descripciones existen distintos de terminología según los prejuicios ideológicos o la descripción didáctica de los mismos.Por poner un ejemplo de lo anterior, si hablamos de Totalitarismo como la forma de gobierno que acapara en el mismo organismo los tres poderes del estado, no es lo mismo la dictadura comunista que la fascista y dentro de esta tampoco el lo mismo el fascismo alemán que el italiano.

De una manera didáctica y básica, distinguimos las siguientes formas de gobierno más comunes en los países occidentales desde la Revolución Francesa:

  • Monarquía Constitucional, el rey gobierna y los diputados legislan; fue la que se constituyó en la primera fase de la Revolución francesa.
  • Monarquía Parlamentaria, el rey reina y un gabinete controlado por el Parlamento gobierna; es la que se ejerce en el Reino Unido.
  • Monarquía de Partidos, el rey reina y arbitra discrecionalmente las demás instituciones, y el partido gobernante controla al Parlamento. Es la que tenemos aquí, en Holanda o Dinamarca.
  • De forma análoga tendremos los distintos tipos de República sustituyendo al rey por el presidente.

Controlar la extralimitación de las funciones de los gobernantes ha sido la preocupación de todos los constituyentes y teóricos de la ciencia política. De todos es sabido que la falta o ausencia de poder coactivo produce algaradas y motines populares de consecuencias imprevisibles. La historia está llena de ejemplos.

Este miedo de la clase gobernante es la que produce el intento de controlar el orden y la legalidad.Pero aquella extralimitación del poder gobernante conduce al totalitarismo.Este ente, objeto de lucha y control, cuya ausencia produce caos y descontrol y su extralimitación tiranía, es lo que llamamos soberanía.

En las dictaduras la soberanía reside en el dictador que la aplica discrecionalmente.En las monarquías absolutistas residía en el Rey por mandato divino.En las monarquías constitucionales residía también en el Rey pero por mandato del parlamento que era la representación del pueblo y ejercía de control.

De ahí la errónea concepción, presente hasta hoy en nuestra Constitución, de que la soberanía reside en el pueblo.
En las monarquías y repúblicas de partidos, la soberanía reside en el gobierno que controla todas las instituciones mediante consenso o pacto oligárquico con el resto de las fuerzas políticas.
Así, el consenso se convierte en el mediador de la soberanía, en el famoso moderador.
Los que defendemos la democracia creemos que la soberanía hay que romperla en trozos, tantos como poderes del estado, de manera que se vigilen entre sí (división de poderes). De esta forma ninguno se podría extralimitar en sus funciones, pues en seguida intervendría otro que evitaría los excesos.
Para ello es imprescindible elecciones presidenciales para el poder ejecutivo. El presidente del gobierno sería elegido entre todos los españoles siendo una cosa común a vascos, catalanes, canarios y resto de españoles. El gobierno tendría capacidad de disolver el parlamento en cualquier momento acompañada por su simultánea dimisión y convocatoria de elecciones presidenciales.
El parlamento se elegiría por elecciones legislativas y una vez constituido podría obligar al gobierno a dimitir y convocar simultáneamente elecciones presidenciales y legislativas.
El poder judicial saldría de los órganos independientes de la magistratura que se proveería por oposición libre y por turnos de méritos con normas y controles imparciales y nombramientos vitalicios.
El presidencialismo, pensamos atenuaría y diluiría los sentimientos nacionalistas, pues dotaría al Estado de un elemento común a todos los españoles, cosa que no ocurre ahora con la partitocracia.
Nosotros pensamos que en nuestro sistema político actual, no existe democracia pues no existe división de poderes; al poder ejecutivo lo elige el legislativo y el judicial se reparte por cuotas según los resultados electorales.
Mas adelante intentaremos explicar y matizar la forma de realizar todas estas cuestiones.