martes, noviembre 17, 2009

CONSENSO SOBERANO

Cuando era un adolescente, con Franco todavía presente, había un cura en mi pueblo adoptivo (Tuéjar), que se llamaba D. Samuel, con el que realizábamos actividades culturales. Como entonces ya se hablaba de democracia y él era el director de las actividades, cuando se llegaba a alguna decisión que debiera satisfacer a todos, pronunciaba siempre las mismas palabras: democracia popular. Entonces decidíamos a mano alzada la propuesta que representaba la mayoría.
De esa manera aprendí la regla consustancial de la democracia, la regla de la mayoría.
Los que habían optado por la elección perdedora, aceptaban como suya la propuesta mayoritaria sin rechistar.
En este régimen de poder, las decisiones se eligen por consenso. Es decir, no basta con la decisión del partido mayoritario, sino que necesita la aquiescencia de todos los demás.
Para que haya consenso hace falta que el poder esté en pocas manos (oligocracia), para que sea mas fácil el acuerdo.
Si se entiende la política como la lucha por el poder mediante medios legítimos y democracia como la acción política que se dirime por la sacrosanta regla de la mayoría, el consenso al ser un acuerdo, desvirtúa la representación, constituye un fraude a los electores y niega la propia esencia de la democracia, así como la propia acción política.
El consenso está asentado en la bajeza y felonía morales, pues esos acuerdos suponen, en no pocas ocasiones, la renuncia de los principios y convicciones propias (posibilismo). Así ocurrió en el pacto de la transición cuando comunistas y socialistas renunciaron a su pasado republicano y revolucionario para ingresar en la monarquía capitalista de los partidos.
Es la inseguridad del gobernante ante el poder total, por falta de controles, la que exige el acuerdo unánime y por tanto, es la base de los principios políticos en los que se basa este régimen: relativización e incumplimiento de las leyes, razón de estado y corrupción institucional, moral y económica.
Si soberanía se entiende como el poder absoluto, si soberano es el ente no ligado a ninguna ley natural y no reconocedor de nada superior a él, en este régimen la soberanía reside en el consenso y no en el pueblo, como falazmente se afirma en la Constitución de 1978.
En democracia donde no hay un poder sino varios, para que se controlen entre ellos, no es posible el consenso, sino la acción política controlada en último termino por los ciudadanos que, en uso de su libertad política, pueden elegir a sus representantes y revocarlos en su caso.
No puede haber consenso entre electores libres; sí, en el reino de los partidos sin control.

No hay comentarios: