miércoles, octubre 04, 2006

LIBERTAD POLÍTICA

La libertad política es aquella que permite al colectivo nombrar y deponer a sus gobernantes.
En nuestro actual sistema no existe, pues los ciudadanos (sociedad civil) no pueden en ningún momento nombrar a sus gobernantes; lo único que pueden hacer es votar litas cerradas impuestas por los aparatos dirigentes de los partidos políticos.
En los partidos políticos en donde se decide quien y donde se presenta para gobernante.
El ejemplo último de Maragall es elocuente. El partido ha decidido que sea Montilla el que se presente a las próximas elecciones y así será. Lo único que pueden hacer los ciudadanos catalanes, será refrendar dicha candidatura. Pero no podrán elegir al primero considerándolo, por ejemplo, como padre del nuevo estatuto catalán.
La libertad política solo existe, por tanto, en los partidos políticos. Al no funcionar estos, democráticamente en contra de lo dispuesto por la Constitución, se convierten en aparatos de poder fáctico que sustraen aquel derecho a la ciudadanía y actúan de espaldas a ella con el único control de la demagogia y la prensa.
Esto se ha visto claramente con el estatuto de Cataluña. Nadie lo demandaba dentro de la sociedad civil y su redacción y aprobación se ha hecho exclusivamente dentro de la clase política, donde ha alcanzado u acuerdo del 99%. Su aprobación solo ha sido refrendada por el 30% de la sociedad civil.
Tampoco los ciudadanos tienen la facultad de deponer a sus gobernantes, una vez elegidos.El ejemplo mas claro, por reciente, es el de los casos de corrupción política. En el caso de Marbella han tenido que ser los jueces los que han tenido que intervenir, y una vez lo han hecho estos, se ha tenido que rebuscar en la normativa, para poder deponerlos.En la época de la corrupción socialista de Felipe Gonzalez, este seguía gobernando ante nuevos escándalos diarios, de los que decía enterarse por la prensa; como si tal cosa no fuese con él.
Nosotros dentro de la ALCD somos partidarios de devolver la libertad política al pueblo para que sea su voluntad (soberanía popular) la que ponga y deponga a sus gobernantes.
Para ello proponemos elecciones presidenciales separadas de las legislativas.
Las elecciones presidenciales serian por candidaturas uninominales por voto mayoritario a doble vuelta.
Las elecciones legislativas serían por distritos pequeños con elección de los candidatos y de una comisión de seguimiento de los programas propuestos por estos, con capacidad par revocar su mandato en caso de incumplimiento. Todas las decisiones se adoptarían por mayoría.
Tanto el gobierno como el parlamento así elegidos, podrían autodisolverse destituyendo el gobierno al parlamento y viceversa.
De esa manera quedaría garantizado el funcionamiento limpio y honesto de ambas instituciones y los ciudadanos tendrían el control político de sus gobernantes.
Esto es explicado a grandes rasgos y por supuesto dentro de la AICD tendremos la oportunidad de debatirlo y especificarlo un poco mejor.

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